Cuando tenía diecisiete años, las vacaciones de Semana Santa las teníamos la semana siguiente. Por eso pudimos, en abril, acampar en Los Chorros. No había nadie más que el guarda, los jabalíes y nosotros. Bueno, también las procesionarias. Qué tiempos imposibles. De todos modos, el miércoles Santo, nos acercamos Verónica y yo y estuvimos muy anchos visitando el nacimiento del río Mundo. No había mucha agua, pero la suficiente. Y mucha fragancia y mucho silencio con agua.
Estos artículos se han publicado los domingos en la página 2 del diario La Tribuna de Albacete
miércoles, 12 de abril de 2017
Visitamos Los Chorros
Cuando tenía diecisiete años, las vacaciones de Semana Santa las teníamos la semana siguiente. Por eso pudimos, en abril, acampar en Los Chorros. No había nadie más que el guarda, los jabalíes y nosotros. Bueno, también las procesionarias. Qué tiempos imposibles. De todos modos, el miércoles Santo, nos acercamos Verónica y yo y estuvimos muy anchos visitando el nacimiento del río Mundo. No había mucha agua, pero la suficiente. Y mucha fragancia y mucho silencio con agua.
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