
El presente arde en Mérida, arde en Yeste, arde en los telediarios que no se ocupan de otra cosa que de la lejana Venezuela, como si no hubiera otra cosa más cercana en la que ocuparse. Al final, el petróleo venezolano será para los yankis que lo iniciaron todo. Y para los demás, que han estado metiendo bulla, la sensación del deber cumplido, de haber sido leales a su emperador y de haber hecho resonar mucho el nombre de Venezuela, que es un símbolo trágico de la corrupción de los que no se han corrompido. Teatro, puro teatro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario