sábado, 23 de febrero de 2019

Hemos estrenado Padres Putativos, ya rueda


Fue el viernes 22 de febrero. La sala llena. Muchos amigos que quisieron sumarse, estar con nosotros.   Es una sensación extraña pararse un momento a pensar que todo nació en un texto que escribiste. Engracia Cruz le ha dado forma al espectáculo. Kike Rueda, María Porcel y José Zafrilla (en la foto) han dado vida al alma de los personajes. Y Edgardo, Juancris y Juan han añadido los matices imprescindibles para que todo salga bien. Añado fragmentos de una nota de prensa y un reportaje que  se han publicado estos días y que resumen todo lo que ha generado esta obra.

El escritor y periodista Arturo Tendero, colaborador semanal de La Tribuna de Albacete, explica que tenía ganas de tratar el problema de la Educación, un asunto que experimenta cada día porque trabaja como profesor de instituto: «Mucha gente cree todavía que educar se limita a transmitir información a los alumnos, pero hace mucho tiempo que el poeta Yeats observó que educar se parece más a encender un fuego que a llenar un cubo. En realidad la educación es una experiencia compartida. Todos los que fuimos al colegio recordamos mucho más las anécdotas y las experiencias que vivimos que el momento en que aprendimos lo que aprendimos, si es que aprendimos algo al modo tradicional».

Padres putativos transcurre durante una semana en un piso donde dos profesores tienen que educar a una androide desde que nace hasta que adquiere la autonomía de un adulto. Los programadores han planteado la semana como un espectáculo «y paradójicamente ese plan favorece los resultados porque los educadores pueden centrarse en la educación emocional, que es la verdadera educación», explica Tendero. «Lo que hacemos los educadores -añade -es compartir lo que la civilización ha ido sumando hasta este momento, pasar el testigo de humano a humano, para que la humanización continúe».

¿Pero por qué ha diseñado la obra en el futuro? «El teatro es el género más revolucionario. Está hecho para sacudir, para hacer pensar, para que el espectador abandone la sala sintiendo que algo se le ha movido dentro, en sus creencias. Si le mostramos un espejo demasiado parecido a sí mismo, no tiene distancia suficiente para pensar. Necesita un poco de perspectiva, un espejo ligeramente deformado. En esta obra, esa distancia la establece el tiempo, un toque de ciencia ficción que, por cierto, toca, aunque sea de pasada, otro asunto crucial, el deterioro del medio ambiente, el suicidio colectivo al que nos abocamos».

Tendero publicó el año pasado un libro de poemas, El otro ser. ¿Qué diferencia encuentra entre la poesía y el teatro? «La poesía busca emocionar, hacer vibrar una arpa en la entraña del lector. El teatro es más social, desde que nace. El texto es solo la chispa, el motor. Para convertirse en espectáculo, necesita de la directora, de los actores, de la iluminación, del decorado. Pasa por muchas manos que lo van retocando y mejorando. Finalmente se disfruta también en público, sean pocos o muchos los espectadores que acuden a verlo. Y cada representación es única y diferente a todas las demás, aunque la hagan los mismos, porque nunca somos los mismos dos veces. Esta colectividad del proceso lo convierte en un trabajo social, mucho más imprescindible de lo que creemos, para mostrarnos cómo somos»y cómo funcionamos.

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Estos artículos se han publicado los domingos en la página 2 del diario La Tribuna de Albacete