Una celebración pomposa y paleta (si es que ambas cosas no son lo mismo) del 31 de mayo |
Yo me busco la identidad y no me la encuentro. Puedo sentirme manchego por una manera de hablar, por un paisaje de secano y con horizontes limpios, por una actividad agrícola que marcó a mis antepasados más recientes, por un Quijote sin lugar definido. Pero no me siento hermano de ciudadrealeños ni conquenses, y no tengo nada absolutamente que ver con toledanos y guadalajareños. Es más, me parece una barbaridad que dependamos de una burocracia "centralizada" en Toledo, que está en una orilla de la región y que nos trata como si fuésemos números en vez de personas. Cuarenta años después, ese sentimiento de extrañeza por una identidad impuesta desde fuera, a tenazón, sin tener en cuenta mis sentimientos ancestrales, no ha cambiado ni un ápice.
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