domingo, 28 de diciembre de 2025

Secretos de belén

 

El belén de Chinchilla lleva cuarenta años asomando por estas fechas. 

Lo hace bajo el artesonado mudéjar de la ermita de Santo Domingo, que es una joya en la que nadie repara porque la atención se centra en la luz del belén y olvida levantar la vista al techo. Tampoco es de extrañar porque desde el cuadrilátero mágico hay infinitos detalles reclamándote. Lo has de recorrer despacio, en el sentido de las agujas del reloj. Tengo la fortuna de que vivo en Chinchilla y de que el belén me pilla de camino hacia la sierra, a cuyos senderos salimos a perdernos cada día. Y también de que el belenista Juan Felipe goza contándome los secretos que subyacen bajo la réplica de Nazaret, este año una ciudad romana con circo y todo. De hecho, yo diría que es Ben Hur la figura que toma la curva con su cuadriga. El castillo alicantino de Biar domina el panorama y, cada vez que mengua la luz para figurar que cae la noche, se ve la luna llena. Con la misma pasión de siempre, Juan me explica que la estructura de montañas y dunas está montada con poliespán. Al terminar la cortan en trozos y así reciclan casi el 90% para futuras ediciones. Estos materiales y técnicas modernas contrastan con las plomizas estructuras de yeso y ladrillo de los primeros años, que acababan convirtiéndose en antipáticas espuertas de escombro. Me encarece Juan las figuras del nacimiento, que llevan la firma garantizada de Montse Ribes, casi más escultora que belenista. Este año se cobijan bajo unas ruinas que juraría haber visto antes en algún sitio. ¿Pero de donde sacáis las ideas? Juan me asegura que los belenistas chinchillanos, casi veinte, trabajan mediante tormentas de ideas. Dice que, a partir de una estructura convenida por todos, el paisaje se va enriqueciendo como si de una Fuenteovejuna se tratase. Este año lo han inaugurado antes, el sábado anterior a Nochebuena, y así lo seguirán haciendo en años próximos, aunque la tradición hubiera aconsejado abrir el belén en la misma Nochebuena. Aclara Juan que ya ni la misa del gallo se canta a las doce. Los tiempos cambian sin descanso.

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Estos artículos se han publicado los domingos en la página 2 del diario La Tribuna de Albacete