viernes, 13 de octubre de 2017

Odio inducido


Conversación con una persona, a la que quiero mucho, sobre el incombustible asunto catalán. Me dice:
―Los catalanes quieren independizarse porque son egoístas y solo les interesa el dinero.
―Cuando hablas de catalanes, ¿te refieres a todos, absolutamente todos los catalanes? Debes de conocer a muchos para haber sacado esa conclusión general.
―No conozco a ninguno.
―¿Entonces, cómo sabes que son egoístas e interesados?
―Porque lo dice todo el mundo.
―Y todo el mundo, que nunca es todo el mundo, ¿no dice a veces cosas que no son verdad?
―Ya, pero esto es verdad.
―¿Cómo lo sabes, si no conoces a ningún catalán?

Podría continuar, pero la conversación forma un bucle.  Si cambiamos catalanes por judíos, el año 2017 por 1940, y Rajoy por Hitler, estamos en la misma historia. Alguien se inventa un cuento y lo cuenta sin parar. A la gente le gustan los cuentos y los interioriza. Eso significa odiar al malo, al que todo el mundo considera que es el malo, que es el lobo. El odio inducido conduce a acciones masivas como el holocausto. De momento solo son banderas mostrando que el cuento toma espesor. Pero el cuento acaba siempre muy mal para el lobo, y también para los que han preferido creerse el cuento en vez de pensar por sí mismos.

No hay comentarios:

Estos artículos se han publicado los domingos en la página 2 del diario La Tribuna de Albacete