jueves, 22 de febrero de 2018

Aprendiendo a mirarme con los ojos de mis alumnos














Los profesores somos para nuestros alumnos a menudo ogros, a veces sabios y en no pocas ocasiones pillos. Creemos que por ser menores no se enteran, pero los que no nos enteramos somos nosotros. 
Cinco escritores fueron antes niños y estudiaron en el mismo instituto donde ahora doy clase. Y luego contaron en sus memorias las sensaciones que recordaban.
En algunos casos siguen siendo los niños quienes hablan a través de los adultos en los que se han convertido. 
Lo que he hecho ha sido recoger esos testimonios, relacionarlos y componer con ellos un artículo que ha salido publicado en el catálogo de la exposición Los instrumentos del saber
¿Quiénes eran esos niños? Alberto Mateos y Sotos (que fue topo en la posguerra y best-seller después), Antonio Martínez Sarrión (el novísimo decadente y senior de los poetas de Castellet), Ramón Bello Bañón (alcalde, gobernador civil, abogado y poeta), Manuel Moral (filólogo alemán y periodista laureado en Radio Baviera) y Juan Bravo Castillo (especialista en Stendhal y fundador y director de la revista Barcarola). 
El título del artículo no podía ser otro: Ogros, sabios y pillos. Si les hubiera dado clase, no me hubiera librado de su contundencia, en algunos casos despiadada.

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Estos artículos se han publicado los domingos en la página 2 del diario La Tribuna de Albacete