domingo, 25 de febrero de 2018

Con Ángel Aguilar, en su sesenta cumpleaños


Casi que nos damos más cuenta de que pasan los años cuando los cumplen los amigos que cuando los celebramos en propia carne. Supongo que porque hay un poco más de perspectiva. Uno siempre se siente con menos años por dentro de los que marca su carné de identidad. Pero si los cumple un amigo, entonces se ven con tanta nitidez como la luna llena. Mi amigo Ángel Aguilar hace sesenta,
ya es un sexagenario, palabra que suena a contundente verdad, a inexorable. Lo bueno es que, en su caso, la cosecha que ha recogido es de amigos. Nos juntamos en el restaurante, convocados en secreto por Luisa, y disfrutamos un montón. Nos emocionamos con él, lloramos y reímos con él, y compartimos con otro montón de amigos la suerte de estar en el mismo club, cerca de la sonrisa de este poeta apasionado que se funde con las cosas que mira, el mar, un río, un paisaje, que se abraza con los árboles, que busca aperturas raras en el ajedrez para no tenerse que estudiar todas las variaciones, que está viviendo una segunda felicidad en este tramo de la vida. Así da gusto hacerse sexagenario.

Estos artículos se han publicado los domingos en la página 2 del diario La Tribuna de Albacete