domingo, 4 de febrero de 2018

Con las mujeres de la Primera Guerra Mundial, en los carteles de Oliva Blanco

El folleto de la exposición
Devolver la visibilidad a lo que ha sido invisible es una tarea ardua y fascinante a la vez. La mujer lleva más de veinte siglos siendo invisible en la historia y Oliva Blanco Corujo (maravilloso este apellido, brujil, me encanta) se ha arremangado dispuesta a devolverla al lugar que ocupó y que no captaron las cámaras, ni los ojos, ni las crónicas. Pero sí los carteles. Ahí los tenemos, en el Centro Cultural de la Asunción.

Los carteles que demuestran que la mujer empezó no siendo nadie en la primera guerra mundial y acabó siendo tan necesaria que sin ella no hubieran podido sobrevivir los países que participaron. Una exposición que sirve como testimonio y de la que, cartel a cartel, pueden sacarse tantas y tan sabias conclusiones que Oliva nos dio una clase magistral solo para abrir boca. El día 12 dará la clase magistral completa.
Oliva Blanco, durante la presentación
Entre tanto, hay que ver la exposición. Merece mucho la pena. Incluso con el chaparrón que cayó sobre la cúpula del recinto mientras hablaban cada una de las presentadoras. Un chaparrón que equivalía, en benigno, a las bombas que arrasaron Europa en esa guerra que, como advirtió Oliva, no fue la primera, sino la primera parte de la «guerra de los treinta años» del siglo XX.

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Estos artículos se han publicado los domingos en la página 2 del diario La Tribuna de Albacete