jueves, 22 de marzo de 2018

Correcaminos mic mic




Esta tarde ha caído una roca sobre la carretera por la que yo había circulado minutos antes. Una roca enorme, acompañada de infinitas piedras y de todo lo que arrastran las piedras rodadoras. Una roca que ocupaba todo el firme y que ha machacado lo que había debajo.
Creo que la guardia civil ha soltado perros para que detectasen si había alguien bajo ese montón de toneladas y la fortuna ha querido que no hubiera desgracias. Podría haberme ocurrido a mí mismo. Y sin embargo no me he enterado hasta que llevaba ya un rato en Albacete, participando en el claustro del instituto. Ha partir de ese momento han empezado a circular fotos bastante imponentes. Creo que ha sido Curro el de Manoli el que ha comentado en uno de esos wassaps que la roca se ha desprendido a las 16:40. Entonces he hecho cálculos y he comprendido que solo hacía unos cuantos minutos que yo había circulado por esa curva. Y podría haberlo hecho aún más tarde porque me he quedado atrapado en la siesta más tiempo del que tenía previsto. El claustro empezaba a las 16:15 y yo necesitaba dormir un poco para recuperar. Hubiera tenido que despertarme a menos cuarto, pero no me ha sonado la tablet, o no la he oído, y, a la misma hora en que debía estar en Albacete, estaba pasando por la curva sobre la que veinticinco minutos más tarde ha caído la roca. Con su ingenio característico, mi compañera María Jesús ha dicho que eso ha sido cosa del Coyote mic mic, aquel de los dibujos animados. Y me ha hecho gracia. Si el que ha tirado la piedra era el Coyote, yo era Correcaminos librándome por una mezcla de velocidad y de fortuna de una nueva trampa tendida por el Coyote.

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Estos artículos se han publicado los domingos en la página 2 del diario La Tribuna de Albacete