sábado, 24 de marzo de 2018

Domingo de Ramos y aún tengo manos


Hoy es Domingo de Ramos. Mi madre siempre nos repetía, como si fuera una cantinela, que en Domingo de Ramos al que no estrena algo le cortan las manos.
Mi madre era muy amiga de estas frases hechas que para ella tenían una aplicación directa en la vida. Y se esforzaba en que en domingos como el de hoy lleváramos puesto algo nuevo, por muy insignificante que fuera. Valían unos guantes o unos calcetines, incluso unos calzoncillos. Cuando éramos pequeños y mi padre trabajaba en La Casa de las Medias, resultaba muy fácil neutralizar esa especie de amenaza exagerada e ingenua de la cantinela. Bastaba con que mi padre trajera de la tienda el día anterior cualquiera de esas prendas que abarrotaban los anaqueles de su establecimiento. Cualquiera de ellas servía. A veces podía ser un pijama, un esquijama como le llamaba mi padre, usando la palabra que define el pijama de dos piezas, pantalón y jersey. No la he escuchado nunca antes ni después a nadie que no fuera él. Estoy remontándome a mi infancia. Luego crecí y se acabó la obligación, del mismo modo que superé la obligación de ir a misa, y tantas otras. Dejar atrás esas cosas formaba parte del proceso de emancipación. Ahora ya no estreno en Domingo de Ramos. Ni me molesto en preparar algo que estrenar. De hecho, hace muchos años que la frase se ha ido diluyendo en el olvido. Todavía en vida de mi madre, no recuerdo que en casa instruyéramos a mis hijos en estrenar algo en tal día como hoy. Y sin embargo, lo que son las cosas, en cuanto me hago consciente de que es Domingo de Ramos, me acuerdo de la cantinela de mi madre y siento una profunda nostalgia, una nostalgia que huele a felpa y cajas de cartón de la tienda de mi padre, a ropa aventándose en el tendedero del patio, a un cielo más claro que los cielos de hoy en día, tal vez mezclado con el cielo en blanco y negro de nuestra televisión werner de pantalla verdosa. Entonces siento el impulso tardío de estrenar algo, en homenaje a mi madre. Y, como no he tenido la previsión, no encuentro nada a mano. Tal vez una goma de borrar, un bolígrafo de los que tengo por aquí distraídos, puedan hacer la función.

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Estos artículos se han publicado los domingos en la página 2 del diario La Tribuna de Albacete