sábado, 21 de marzo de 2020

El frente

Me adentro en el supermercado con una mezcla de aprensión y sensación de culpa.
Hay vigilantes en la puerta, los empleados van pertrechados de mascarillas, los otros clientes se mueven con desconfianza. Nos miramos de reojo. En realidad no nos vemos. Vengo a este sitio una vez a la semana y casi siempre encontraba gente conocida con la que nos parábamos a conversar. Hoy no conozco a nadie y casi lo prefiero. Resultaría demasiado incómodo. Dirijo toda mi atención a los huecos que se abren ante las estanterías que me interesan y en evitar acercarme demasiado a los otros clientes, a los empleados que reponen o atienden a las preguntas. Me doy cuenta de que mi tronco se gira cuando se acerca alguien. No sé si lo notarán. No consigo evitarlo. Es mi cuerpo el que decide separarse como si tuviera voluntad propia. Tendría que ejercer una fuerza muy brusca e innecesaria para contrarrestarlo. Casi es preferible la leve curvatura, que quizá pase desapercibida. A veces, en una esquina un poco más estrecha, se forma un tapón. Entonces nos comportamos como hormigas ante un obstáculo: nos quedamos quietos hasta que alguien encuentra la manera de sortearlo, y desatasca el nudo, y los demás lo seguimos o damos la vuelta buscando una solución nueva. Noto que mi expresión es hosca, que mis labios están prietos. Los de los demás también. Son los músculos faciales los que deciden qué cara poner. Cara de no querer amigos, cara de circunstancias, cara de póquer. De estar jugándose el pellejo. Menos mal que nos han dado una tregua los violentos acaparadores de los primeros días. Tendrán abarrotadas sus despensas o se habrán gastado el dinero del mes. Damos por bueno que falten algunos productos, pero al menos hay papel higiénico y yogures. Me dirijo a la salida. La cajera está dicharachera. Sus ojos me sonríen luminosos. Recupero la tarjeta y me alejo con alivio a descargar el carro. Cuando me desinfecte y repase mis gestos, por si he cometido algún error, encontraré el móvil lleno de vídeos guasones, emojis y acogedora alegría. La nueva trinchera del que vuelve del frente.

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Estos artículos se han publicado los domingos en la página 2 del diario La Tribuna de Albacete