Que España es la cuna del flamenco y que el flamenco
es un quejío, eso lo llevamos en la sangre hasta los españoles menos flamencos.
Por eso será que, en las últimas semanas,
todo son quejas. Que el gobierno no me ha llamado, mire usted, que no me gusta
que la desescalada sea por provincias, déjenos desescalar por comunidades, que qué
mal se han repartido las franjas horarias, que por qué no salimos antes, que
por qué estamos saliendo ya, que no hay mascarillas, que por qué no nos pasan
el test a los 47 millones de españoles y acabamos antes, que aquel país ha hecho
esto, que el otro ha hecho aquello, que los niños sí, que los niños no. Nadie
está conforme con la suerte que le ha tocado vivir, que es una suerte puñetera,
pero compartida. Y los medios de comunicación, aturdidos por la polvisca, dan alas
a los ayes, con lo que España se ha convertido en un clamor insufrible. No hay
oídos que aguanten un informativo. Creo que fue Mihura el que dijo que un
pesado es aquel a quien preguntas que cómo está y te lo cuenta. Los desahogos
no le interesan a nadie. Solo le sirven al que está desahogándose. No
solucionan nada ni ayudan a la comunidad, que es de lo que se trata. Si alguien
tiene una idea que considera que puede ser útil, que haga como están haciendo los
investigadores con la vacuna, que por eso tarda tanto: primero que se asegure
de que vale para toda la comunidad y no solo para él mismo y su círculo, luego
que la fundamente con argumentos, y finalmente que la contraste con la opinión
de expertos, no de amiguetes. Si pasa por esos filtros, entonces ya puede vocearla
en la plaza mayor, que ahora mismo es un guirigay de ocurrencias, lamentos,
insultos, bulos y mantras. Porque quejarse de lo que está haciendo el gobierno,
solo porque lo hace el gobierno, es lo mismo que hacen los adolescentes con sus
padres, negarse a todo lo que propongan. Y mientras se quejen, pero cumplan,
vale. Pero del descontento a la desobediencia hay un solo paso, que nos perjudica a todos. Nadie tiene ganas de regresar al confinamiento puro y duro. A ver
si maduramos un poco.
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