domingo, 17 de mayo de 2020

Aplausos


Se especula sobre el modo más honroso de clausurar los aplausos de las ocho de la tarde, como si ya todo el trabajo estuviera hecho y hubiera que empezar a desmontar el tinglado, aunque todos sepamos que el bicho sigue matando y los sanitarios siguen acudiendo a taponar la hemorragia como pueden, muchas veces sin contar aún, todavía, con los medios adecuados.
Es verdad que los aplausos empezaron siendo un homenaje a los sanitarios y enseguida se convirtieron en una especie de misa pagana donde comulgar con la ciudadanía. A rebufo de tan exitosa convocatoria, fueron surgiendo otras, cada vez más confusas y alambicadas, que nos proponían aporrear pucheros o cantar juntos o cualquier otra ocurrencia. Todas se fueron apagando tan rápido como brotaron, porque no había modo de vivir, ni siquiera en el encierro, con tantos compromisos horarios. Los aplausos de las ocho siguieron siendo el único momento del día en que los confinados podíamos socializar, lanzarnos saludos de balcón a balcón, pasar revista a nuestro vecindario, echar en falta a alguien. Con la desescalada, al abrírsenos las puertas para dar un paseo o hacer ejercicio, esa puntual cita cotidiana ha ido deshilachándose, como pasa con todo en la vida. Cada vez los aplausos suenan más diluidos en el ruido de fondo de la ciudad y el guirigay de los pájaros. Ahora lo que proliferan son las propuestas para aplicarles un final honroso antes de dejarles que se apaguen sin dejar ni los ecos. Sin embargo, las asociaciones de sanitarios de toda España ha reaccionado enseguida para pedirnos que sigamos aplaudiendo, aunque sea en mitad de la calle, allí donde nos sorprenda el momento. Piden que las ocho de la tarde siga siendo la hora sagrada de aplaudir, pero también de reivindicar que hay que dotar de medios y de personal a nuestros servidores públicos, y consolidar su situación para que no pueda venir después Perico con las rebajas a desmontarlos de nuevo.¿Hasta cuándo aplaudir? Hasta que el BOE publique la consolidación. Perdonen, son las ocho, tengo que salir a dar palmas hasta que mis manos echen humo.

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Estos artículos se han publicado los domingos en la página 2 del diario La Tribuna de Albacete