Emiliano García Page ha vuelto esta semana a perder la
compostura menospreciando en público la labor de los ayuntamientos durante la
pandemia.
Antes arremetió contra los sanitarios, más o menos durante el apogeo de los aplausos a este sector que acaba de recibir el premio Princesa de Asturias de la Concordia. Y la víspera del Estado de Alarma, negaba el cierre de los centros educativos manifestando que los profesores lo que queríamos eran unas vacaciones pagadas. Ahora carga contra los municipios, muchos de los cuales encabezan compañeros suyos de partido. Se nota que este hombre tan votado no ha leído a Gracián ni a don Quijote.Toda su vida metido en política, y nuestro ínclito presidente aún desconoce el arte elemental de medir las palabras, ya que callar es imposible porque a los políticos se les requiere siempre para que hablen en cualquier ocasión. Se diría que viven más de la palabra que de las decisiones. Pero confiamos en que sepan decidir. Y mal puede decidir alguien que controla tan poco lo que dice que, en cuanto le plantan un micrófono delante, o suelta necedades o balbuce, y va saliendo del paso a trompicones. Para decidir hay que pensar primero. Y pensamos con palabras. El que no domina las palabras no domina tampoco la ciencia de pensar. Por eso es tan importante leer, porque nos va dotando de una estructura, de un vocabulario, nos da las herramientas. Siendo malo que este hombre se exprese de forma tan precaria, lo peor es que, cuando por fin se desatasca, nos mire desde arriba, como si de verdad viviera en el Olimpo y no en Toledo. Poco le parecen los sanitarios, menos aún los profesores. En cuanto a los ayuntamientos, dice que lo único que han hecho ha sido cerrar parques y echar un ojo. Alguien diría que el único que trabaja en esta Comunidad es él, que no deja de postularse como oposición en el PSOE para suceder a Sánchez. Escalofríos da que estén en manos de este hombre la desescalada, la sanidad, la educación y tantas otras cosas principales de dos millones de personas. Ah, y el precio del pan, que sube cada vez que habla.
Antes arremetió contra los sanitarios, más o menos durante el apogeo de los aplausos a este sector que acaba de recibir el premio Princesa de Asturias de la Concordia. Y la víspera del Estado de Alarma, negaba el cierre de los centros educativos manifestando que los profesores lo que queríamos eran unas vacaciones pagadas. Ahora carga contra los municipios, muchos de los cuales encabezan compañeros suyos de partido. Se nota que este hombre tan votado no ha leído a Gracián ni a don Quijote.Toda su vida metido en política, y nuestro ínclito presidente aún desconoce el arte elemental de medir las palabras, ya que callar es imposible porque a los políticos se les requiere siempre para que hablen en cualquier ocasión. Se diría que viven más de la palabra que de las decisiones. Pero confiamos en que sepan decidir. Y mal puede decidir alguien que controla tan poco lo que dice que, en cuanto le plantan un micrófono delante, o suelta necedades o balbuce, y va saliendo del paso a trompicones. Para decidir hay que pensar primero. Y pensamos con palabras. El que no domina las palabras no domina tampoco la ciencia de pensar. Por eso es tan importante leer, porque nos va dotando de una estructura, de un vocabulario, nos da las herramientas. Siendo malo que este hombre se exprese de forma tan precaria, lo peor es que, cuando por fin se desatasca, nos mire desde arriba, como si de verdad viviera en el Olimpo y no en Toledo. Poco le parecen los sanitarios, menos aún los profesores. En cuanto a los ayuntamientos, dice que lo único que han hecho ha sido cerrar parques y echar un ojo. Alguien diría que el único que trabaja en esta Comunidad es él, que no deja de postularse como oposición en el PSOE para suceder a Sánchez. Escalofríos da que estén en manos de este hombre la desescalada, la sanidad, la educación y tantas otras cosas principales de dos millones de personas. Ah, y el precio del pan, que sube cada vez que habla.
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