Hace dos semanas presentamos en el Teatro Circo Químicamente puro, el poemario de Andrés García Cerdán que ha merecido el premio Francisco Brines.
Allí nos juntamos para arropar a Andrés y para rendir homenaje al maestro Brines, que antes de ser premio Cervantes había venido muchas veces a leernos sus versos y a compartir sabiduría. Éramos bastantes. Si no acudimos más es porque al mismo tiempo Juan Lorenzo Collado presentaba en Popular Libros su Óxido azul, reciente premio Urrutia Uturbe, y teníamos que dividirnos porque no sabemos estar en dos sitios a la vez. Al salir, alguien me deslizó el libro Cadencia, que la ginetera Pilar Geraldo me hacía llegar con una cariñosa dedicatoria. «La ciudad está llena de sinsentidos. / Islas de locura se amontonan en sus rincones» dice Juan Lorenzo en su libro. Lo del sinsentido y las islas de locura empezaba a confirmarse. Unos días después, Paco Jiménez Carretero, que acabó 2022 ganando el Fernando Rielo, ha presentado Los pasos del silencio, fruto de un premio anterior. Con tanto trajín, no encuentro un momento para echar un café con mi amiga Toñi Sánchez Verdejo, que quiere pasarme el libro de haikus que ha publicado a siete manos en Isla de Siltolá junto con Elías Rovira, Enrique Linares, Félix Arce, Manuel Díaz, Mercedes Pérez y Sandra Edith Pérez. Se llama En el envés de la hoja. En el mismo género y en la misma editorial, mi amigo Frutos Soriano sacó hace un par de meses Semillas de olmo, sobre el que aún no he tenido hueco para escribir, aunque me ha gustado mucho. Contiene perlas como «final de feria / pirotecnia y relámpagos / al mismo tiempo». Mientras camino a la librería, me llama Dionisia García para agradecerme la reseña de su Clamor de la memoria, recién publicado en Renacimiento. Ya en la librería, mientras ojeo el reciente La piel del mar, de Alfonso Ponce, que destaca con mayúsculas la palabra «mar» en todos y cada uno de los poemas, Rocío Minaya me habla de dos nuevos poemarios de albaceteños que acaban de llegarle: uno de Elena Calderón (Penélope y otoño) y otro de Leo Cimar (Plan B). Completamente desbordado por la avalancha, entono desde aquí mi enhorabuena y mi solicitud de clemencia.
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