domingo, 25 de junio de 2023

Guerreros de Xian

 

Unos cuantos guerreros de Xian han venido a hacer guardia en el Museo Arqueológico de Alicante. 

Aunque China tenga fama de hermética, no es la primera vez que nos los envía. En 2005 un grupo aún más numeroso recorrió los museos de nuestras ciudades más grandes. Ahora han cedido siete guerreros y un caballo. Aunque los chinos dispongan de ocho mil, los guerreros de terracota son tan delicados que, al darles la luz a los primeros, se les cayeron los pigmentos y se quedaron sin color. Conforman un muestrario perfecto, a tamaño natural (1,80 – 1,90 metros) de cómo vestían y se peinaban los chinos de hace 2.200 años, qué armas empuñaban y un sinfín más de detalles domésticos. Custodiaban el mausoleo en el que enterraron a Qin Shihuang Di, el primer emperador chino. “Qin” debe leerse “chin”, y de ahí viene el nombre con el que hoy conocemos al país. Los faraones egipcios se enterraban con su corte entera. En cambio, los primeros emperadores chinos optaron por construirse un ejército de avatares de barro para que los defendieran en las guerras del más allá. Hasta que llegó Qin Shihuang, lo que hoy es China estaba desintegrada en 150 reinos feudales. La exposición relata cómo el flamante emperador fue unificando territorios. Después cómo la dinastía Hang se los arrebató a sus descendientes, pero los mantuvo cohesionados. También cómo se confeccionaron los ocho mil guerreros de terracota que han aflorado hasta la fecha debajo de un túmulo piramidal aparentemente anodino. Un campesino los descubrió por casualidad en el año 1974. Justo por entonces España y China establecían relaciones diplomáticas. Con la excusa de que se cumplen 50 años de aquella fecha, el ministro de Cultura y Turismo chino se desplazó en marzo a inaugurar la exposición. Está claro que ha habido algún negociador hábil con buenas relaciones con aquel país, que a menudo nos presentan como sinuoso en el protocolo. Por lo demás, la muestra es imponente. A mí los guerreros de Xian siempre me han fascinado. Hasta les dediqué un poema. No hay que perdérselos: están ahí mismo, a tiro de ballesta.

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Estos artículos se han publicado los domingos en la página 2 del diario La Tribuna de Albacete