La abuela de Facundo Castelli era titiritera. Eso despeja el camino.
Cuando yo era pequeño y mi abuela me veía hacer cosas raras, me decía: ¿es que vas a ser titiritero? Y la pregunta evidenciaba un menosprecio por los titiriteros que a un niño no le pasaba desapercibido. Para la gente sedentaria, un titiritero era un tipo sin fijeza, un artista de la intemperie, con todas las incertidumbres vitales que le atribuimos a esta profesión y que nadie le desea a su nieto. Y sin embargo hay más de 500 compañías de titiriteros en España. Y parece que la mayoría de ellas funcionan. Me lo revela Ángela Gómez, alcaldesa pedánea de La Felipa, que se ha sacado de la manga un festival internacional de titiriteros en Chinchilla. Nada menos que 14 de estas compañías han desarrollado los 28 espectáculos del festival, celebrado a mediados de julio en las Tercias, el Claustro de Santo Domingo y la Posada de Chinchilla, pero también en las pedanías de la Estación, el Villar y la Felipa. Es en esta última donde Facundo Castelli ha creado algo parecido a un centro de interpretación del arte de manejar muñecos con cuerdas o con la manopla. Aunque de momento es un proyecto improvisado, suena prometedor. Me lo relata con entusiasmo mientras casi un centenar de zagales, y algunos adultos, siguen con atención la obra que está representando en las Tercias la compañía mexicana La Matatena. También han venido una compañía cubana y dos argentinas. El propio Facundo Castelli es bonaerense, aunque ha afincado su compañía Barrilete en Valdeganga. Él es quien ha activado sus contactos para coordinar este estimulante festival que ojalá tenga continuación. Me explica Ángela Gómez que ha costado 30 000 euros, que proceden en su mayor parte de fondos europeos de un solo uso, lo que complica que se pueda repetir, al menos con el músculo internacional de este año. De momento, nadie puede arrebatarles a los asistentes el desparrame fantástico de estas representaciones. Lo sé porque guardo en el corazón las tardes de Txacolí, en las ferias de los Jardinillos de hace medio siglo. Lo mismo les deseo.
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