domingo, 6 de agosto de 2023

Ángel Fuentes Domínguez

 


Me atiende con su nariz de pájaro y su barriga prominente.

Tiene 66 años, pero parece mayor. Quizá por las ojeras o porque está cansado. Atiende a todo el mundo como si fuera familia. Ángel Fuentes habla con énfasis. Dice que los que pontifican en los medios que desenterrar cadáveres es una pérdida de tiempo ignoran que el dolor por los desaparecidos sigue vivo. Que se ha ido transmitiendo, a pesar de que los que lo vivieron nunca lo contaron. Se ha ido transmitiendo en el silencio. Dice Ángel Fuentes que no hay nada más terrible que el silencio. Una madre que llora cuando se le pregunta, otra que consulta por enésima vez la carta arrugada. Ese silencio es un dolor que se hereda. Los actuales portadores son sobre todo mujeres que lo han mamado sin vivirlo. Porque fueron las viudas las que tuvieron que sacar adelante a su prole desde la pura miseria, la marginación y el oprobio. Más de 130 000 cadáveres siguen desaparecidos en las cunetas de España. Cada vez que se identifica a uno de ellos, se cierra una herida. Dos leyes han ido allanando el camino. Pero hay que investigar archivos, cotejar fotografías, localizar el sitio exacto. Así, detrás del cementerio de Chinchilla, han aparecido los huesos de tres hombres de Madrigueras. Un alcalde, un teniente de alcalde y un sindicalista. La última pista de su paradero la dio un niño de 7 años que ahora tiene 96. Se asomó sobre la tapia y los vio recién muertos, unos sobre otros, como leños. Así han vuelto. Un puñado de huesos, unas espardeñas. Lloraba la portadora del dolor y lloraba el propio arqueólogo. Le pregunto si tenía familiares represaliados. Me responde que no. Dice que en Uclés desenterró a un paisano de la misma edad que su padre. Podría haber sido mi padre, y entonces yo no estaría aquí. En la Ilíada de Homero, un canto que tiene 27 siglos, Príamo acude al campamento de Aquiles a pedirle que le entregue el cadáver de su hijo Héctor para enterrarlo con honor. Aquiles se apiada y accede. La ley no pide más, ni menos, que Príamo. Pero no una noche después, sino 84 años después, con todas sus noches.

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Estos artículos se han publicado los domingos en la página 2 del diario La Tribuna de Albacete