domingo, 13 de agosto de 2023

Francisco Ibáñez

 

Hay genios que son de todos los sitios y de todos los tiempos.

Parecía que Francisco Ibáñez era más viejo de lo que era, y parecía que era de aquí, de la familia, y parecía que no se iba a morir nunca, como les pasa a sus personajes cuando quedan aplastados en una viñeta y aparecen en la siguiente con las gafas retorcidas, pero vivos y dispuestos a seguir haciéndonos disfrutar. Por eso, cuando se van estos creadores, se van más lejos que otros artistas, porque para irse tienen que romper la barrera de nuestra incredulidad, ya que les atribuimos la irrompible inmortalidad de sus personajes. Esperamos que vuelvan en la viñeta siguiente. Ya nos pasó con Forges, y con Quino el de Mafalda y con Charles M Schulz el de Charlie Brown. Que ponga cada uno aquí los que lleve a cuestas cuando cierra los ojos. A Walt Disney no lo menciono, no tanto porque fuera muy yanki, que también, sino porque encontró una manera fantástica de no morirse conservándose en hielo. Ibáñez llevaba inscrito en el DNI el oficio de historietista. Otra maravilla que sumar a cada una de sus maravillas. Iba por la vida con un disfraz de Mortadelo que encima era su verdadero traje. Tuvo que luchar a brazo partido contra la esclavitud a la que las editoriales sometían a sus dibujantes, hasta el punto de arrebatarles la autoría de sus personajes, como si por el hecho de publicarlos tuvieran más derechos sobre ellos que el propio autor. Decir Mortadelo y Filemón es para mí hablar del clown y del payaso encalado, del detective de las mil caras que uno quería ser, de las tiendas donde cambiábamos tebeos usados para leerlos manoseados por otros lectores anteriores, por nosotros mismos a veces. Es hablar de un Albacete lejano, extinguido, solo vivo en la memoria y en el tacto de los dedos, que a veces regresa con un olor a pulpa de papel gastado. Más que las historias del Botones Sacarino y el la Rue 13 del Percebe, de sus historias que se nos fueron volviendo más simples a medida que crecíamos, están esos detalles impagables que aparecen en los márgenes: el ratón martirizando al gato, la omnipresente telaraña, la bola con la mecha.

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Estos artículos se han publicado los domingos en la página 2 del diario La Tribuna de Albacete