Los últimos ecos de la Feria de Albacete suenan como las hojas secas de los plátanos.
Pero por suerte, ahora tenemos Youtube y vuelvo a escuchar el pregón de Llanos Campos y todo recomienza. Qué bien estuvo la jodía (ella lo hubiera soltado sin pestañear). Entre todos los géneros difíciles, el del pregón se lleva la palma. Porque la gente está a otra cosa, a que se acabe pronto y empiece el desparrame. La gente está inquieta como los electrones. El pregonero tiene que parar, templar y mandar como dicen los taurinos que se hace con los toros. Y eso hizo Llanos. Asomó con su sonrisa, que casi no alcanzaba al pretil del balcón, y nos preguntó (ay) si éramos conscientes de que empezaba la Feria. Enseguida repasó el origen de sus apellidos albaceteños y algún que otro apodo familiar que la legitimaban para estar allí hablándonos con pleno conocimiento. Después fue generosa y compartió con nosotros la lista de cosas que ha ido aprendiendo en las Ferias sucesivas de su vida. Hay quien tiene el don de capturar y ofrecerte envuelto en cucurucho lo que ya sabías sin saber que lo sabías. Yo aprendo tanto escuchándola otra vez en la grabación que tomo algunas notas para que no se me olvide lo que estoy aprendiendo. Estos días he releído también su novela para viejóvenes El tesoro de Barracuda, con la que irrumpió en la literatura juvenil con la frescura de un vendaval marino. He dicho viejóvenes porque creo que no experimento una regresión (por desgracia) cuando sigo sin resuello las hazañas que me está contando Chispas, el grumete al que nadie llama grumete. Habla con el gracejo de Llanos, que es tan de secano como yo pero mucho más navegante, según ha demostrado. Le agradezco muchísimo que en el pregón mencionara el TEMA, la escuela municipal de Teatro en la que nos conocimos. La segunda generación de políticos de esta democracia la suprimió a todo correr. Luego quedó debajo de la alfombra desde donde sigue aportando talentos como Llanos Campos y otros que no habrían brotado sin TEMA. Albacete es rica en teatro gracias al TEMA. Para eso sirve una escuela. Para recordarla, un pregón.
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