Oyendo a los expresidentes de Aluex el otro día me parecía estar oyendo a los sabios de la tribu.
Que, de hecho, lo eran. Esta sociedad de usar y tirar en que vivimos educa a los niños para que produzcan y arrumba a los jubilados porque ya no producen. Y contra esta dinámica insensata, nació la Universidad de la Experiencia que es una escuela para que los jubilados organicen y compartan el saber que atesoran. Pero como una universidad tiene también sus límites, los primeros que iban acabando el ciclo de tres años volvían a quedarse jubilados en la jubilación. Así que, bien asesorados por Javier Hidalgo y Juani Parras de la Universidad Popular, montaron una asociación para seguir sacándole jugo al saber, esta vez por cuenta propia. Para nombrarse, forzaron un acrónimo a partir de “Antiguos Alumnos de la Universidad de la Experiencia”, y salió esa palabra exótica que ha impuesto su costumbre. De esto hace veinte años, que no son nada para Gardel, pero ocupan mucho si uno va haciendo repaso conferencia a conferencia, viaje a viaje, taller a taller. La asociación ha servido para formar comunidad. No en vano ya han sido cinco los presidentes que han ido engrandeciéndola desde 2003. Seis si contamos al actual, Juan José Caravaca. Y todos ellos (menos el fallecido José Luis González; lo hizo su hijo) salieron el otro lunes al estrado del auditorio de la Diputación a recoger la encina de Aluex. Y dijeron unas palabras medidas y sensatas. Ellas y ellos. Aquí sí que se cumple el justo equilibrio que nuestra sociedad está lejos de alcanzar. El acto era un homenaje que la asociación se daba a sí misma y daba a sus capitanes, con el respaldo de la flor y la nata de instituciones y empresas albaceteñas. Por una vez los sabios eran tratados como sabios, no con la condescendencia que se prodiga a los abueletes. Al fin y al cabo Aluex ha sabido trascender las edades. Es una asociación cultural con una programación abierta a todos. Es un altavoz para que resuene la voz de la experiencia. No solo cuando habla, también cuando organiza. Produce cultura, que tanta falta hace.
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