Me tropecé con Ana de Jesús cuando estaba investigando a san Juan de la Cruz.
Entonces me enteré de que el Cántico espiritual se salvó gracias a esta monja. Lo natural hubiera sido que se perdiera. Pero Ana de Jesús estaba de priora en el convento de Beas de Segura cuando llegó fray Juan, flaco y denegrido, sin fuerzas ni para hablar. En las alforjas llevaba un manojo de papeles arrugados. Ana de Jesús pidió a una de sus monjas que los pasara a limpio y le insistió al futuro santo para que acabase el poema. Entonces llevaba escritas seis estrofas de las 39-40 que tendría al final. Ana mandó hacer copias en otros conventos, por lo que pudiera pasar. Qué lince. Porque lo que pasó fue que, al morir santa Teresa y san Juan, los carmelitas descalzos cayeron en desgracia. Ascendió a la cúpula de la Orden su mayor enemigo. Ana tuvo que exiliarse para salvar la vida y, más que eso, la independencia. Recaló en Bruselas, adonde llevó el espíritu de la obra teresiana. Por eso los descalzos han sido más fuertes fuera. Pero, sobre todo, se llevó el manuscrito del Cántico espiritual que su amigo fray Juan le había dedicado. La Inquisición lo había puesto en la lista de los libros prohibidos; demasiada sensualidad en un mundo encorsetado. Aunque Ana murió antes, consiguió que el poema se publicase. La primera vez, traducido al francés. Más tarde, en su versión original, aunque en Bruselas. Pero había hecho más: Ana de Jesús había compartido celda con santa Teresa en Salamanca cuando su maestra estaba escribiendo el Libro de las Fundaciones. Más tarde convenció a fray Luis de León para que publicase las obras completas de la Santa. Además, lo convenció para que acabara su Libro de Job. Se lo dedicó a ella. Por todo lo antedicho, que es un resumen, qué menos, en la semana de la poesía, que rendirle un homenaje a la mejor editora del Renacimiento español. El papa Francisco acaba de beatificarla. Hasta yo, que soy ateo, me alegro. Y en EATeatro estamos intentando ayudarle a salvar el poema en una obra teatral, La priora, que estrenaremos en mayo.
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