domingo, 3 de marzo de 2024

Medio siglo del diccionario manchego

 

De vez en cuando vuelvo al diccionario manchego de José S. Serna como se vuelve a un caserón familiar.

Uso la segunda edición, fechada en 1983, de color amarilloso, que lleva en las cubiertas unos dibujos de Benjamín Palencia tan diluidos que parecen marcas de agua. Lo abro por una página al azar y leo seis o siete definiciones para volver a constatar que la mayoría de ellas me resultan desconocidas o poco habituales. Los que las pronunciaban tenían unas rutinas y unos centros de interés muy diferentes a los nuestros, aunque fueran de aquí mismo, porque el mundo ha girado una enormidad y Albacete ya no es el pueblo grande que era entonces. Buena parte de las palabras recogidas son directamente versiones mal dichas de términos normales. Me suenan, pero no encuentro el modo de usarlas con la frecuencia necesaria para que no se me olviden de nuevo. Serna las fue recolectando de aquí y de allá con la paciencia minuciosa de un coleccionista de sellos. Me lo imagino mordiéndose la lengua mientras anotaba una nueva, la ordenaba e iba engordando así su compendio. Más o menos lo que hizo antes María Moliner o lo que entre nosotros hizo más tarde José Colmenero. A Pepe, por cierto, le presenté en 2008 en Higueruela su Al pan, pan… y al vino, vino. No han sido pocos los que han practicado este pasatiempo tan barato y curioso. Solo se necesita cierta sensibilidad léxica, estar atento y tener pronto el lápiz para atrapar la pieza. A Serna le dieron por su diccionario el premio Temas de Albacete en 1974. Se está cumpliendo medio siglo. Cuando murió de un derrame, el 21 de mayo de 1983, sacaron la segunda edición, la que yo manejo. Le acoplaron al final un suplemento publicado por la Real Academia y reproducido luego por la revista Al-Basit. Contiene palabras que no constan en el diccionario principal. Los homenajeadores no tuvieron la paciencia de intercalarlas por lo que, si uno desea hacer una consulta, tiene que buscar dos veces. En este libro no importa hacerlo. Nunca se consulta con prisas. Al contrario, es como si el tiempo se remansara cada vez que lo abro.

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Estos artículos se han publicado los domingos en la página 2 del diario La Tribuna de Albacete