domingo, 26 de mayo de 2024

La priora

 

Un momento de los ensayos. De izquierda a derecha, José Zafrilla (Daga),
Juan Cris Perona (Postulador), Kike Rueda (Priora) y Cleo Alcañiz (Clavaria)

Le llegó la hora a Isabel de la Encarnación. 

La hora que le hemos dado en EaTeatro. Cuando solo era una novicia carmelita en Beas de Segura, la priora le encargó que llevase El cántico espiritual de fray Juan de la Cruz a los conventos de Baeza y de Jaén para que le sacasen copias. Una misión delicada para una novicia. Además del peligro de viajar en aquellos tiempos inseguros, estaba el de custodiar un frágil manojo de papeles que para ellas eran muy importantes. Así se salvó el Cántico espiritual. No podemos olvidar que muy pronto fue incluido entre los libros prohibidos por la Inquisición. Y que solo pudo publicarse en 1622, lejos de la Península, en París, y traducido al francés. Para entonces habían pasado 36 años desde aquel viaje de la novicia con el manuscrito por las inciertas tierras del sur. La priora que le hizo el encargo, y que luego consiguió que se imprimiera, acababa de morir lejos de España, en Bruselas. Se llamaba Ana de Jesús. Inmediatamente los carmelitas descalzos de Europa quisieron beatificarla e iniciaron las gestiones para conseguirlo. Pero los carmelitas españoles entorpecieron el proceso. Ese es el momento en que se sitúa nuestra obra teatral, La Priora, que representamos ayer y se representa otra vez esta tarde en EaTeatro. El momento en que unos frailes llegan al convento de Beas a borrar huellas para impedir la beatificación de Ana de Jesús y se encuentran con que la priora actual es la novicia aquella que salvó los manuscritos. Naturalmente, está dispuesta a volver a salvarlos. Lo que va a ocurrir solo es posible saberlo en el teatro, porque el teatro está vivo y nunca se sabe. Pero es justo aclarar que la verdadera Isabel de la Encarnación (la que interpreta la actriz Kike Rueda) se llamaba Isabel de Puebla Méndez, nació en Granada, vivió entre 1564 y 1634, y fue también escritora. Y sí, fray Juan de la Cruz fue su confesor. Y sí, fue también priora del convento de Beas de Segura, como en nuestra obra. Los demás personajes no sabemos si existieron porque no se ha encontrado de ellos más crónica que nuestro montaje.

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Estos artículos se han publicado los domingos en la página 2 del diario La Tribuna de Albacete