Arte y vandalismo

Leo en este periódico que han detenido al individuo que se cargó a golpes un puñado de esculturas de la ruta de Bogarra. Es esta una exposición al aire libre que combina el senderismo con el arte. Un paseo de 6,5 kilómetros por parajes que entreveran árboles, cascadas y pájaros canoros con estas formas de piedra. Cada primer fin de semana de mayo acuden y conviven escultores de distintas procedencias que van aumentando y reponiendo el fondo. Leo que el vándalo tiene 35 años, edad suficiente para gozar de criterio artístico. Además, es vecino de Bogarra, por lo que ha tenido tiempo de pensárselo. Aunque no han trascendido los motivos de su comportamiento, supongo que el arte no ha tenido nada que ver. Como las esculturas eran de piedra y mi imaginación vuela sin motor, me lo imagino arremetiendo a martillazos. Aseguran que en varias sesiones, dos al menos. Se trata pues de un trabajo contumaz y minucioso, comparable, aunque a la inversa y más a lo recio, con el trabajo de los propios escultores. Puestos a imaginar, sospecho que no actuó para ganar la consideración de artista, sino porque así desahogaba sus ansias de golpear y destruir. El arte al aire libre ofrece esta ocasión. Lo malo es que solo uno, entre los miles de visitantes que desfilan cada año, ha tenido esta iniciativa, privando a todos los demás tanto de la oportunidad de destrozar las esculturas como de apreciarlas intactas. Y condenándolos a ser motejados de incultos por el hecho de coincidir en nacionalidad con el tipo del martillo. Generalizar es gratis. Confieso que, en mis visitas a la ruta de Bogarra, que han sido varias, me han parecido pésimas un porcentaje importante de las esculturas, pero he logrado contener el impulso de martillearlas. Esa contención del impulso es el principio básico de nuestra civilización. Los taurófilos, además de oler la sangre, saben que torear consiste en contener la embestida del toro, templarla y mandar sobre ella. Para reaccionar ante las emociones, conviene que hagamos lo mismo, incluso los que no somos taurófilos.