El aire del sol y el de la sombra tienen la misma temperatura.
Es una de las cosas de las que me
entero en los periódicos. Porque antes el verano se empozaba en las redacciones
y no había manera de sacar una noticia digna de tal nombre. Había que tirar de
la serpiente, o sea el monstruo del Lago Ness o de los avistamientos de ovnis,
cualquier ocurrencia que rellenara páginas. Ahora, los políticos no encuentran
la manera de cerrar el chiringuito y marcharse de vacaciones porque algunos
jueces no les dejan, pero lo harán. Y entonces se nos llenará la actualidad de
descubrimientos científicos, que llevan todo el año intentando hacerse oír y por
fin encuentran su momento dorado, justo cuando el calentamiento global más se
nota y necesitamos conocerlo mejor. Así, gracias al calor de julio (y de los
científicos que hacen su agosto en el verano), me entero de que el aire que
está al sol y el aire de la sombra tienen la misma temperatura. Lo que nos hace
sudar hasta la deshidratación es el reflejo de los rayos infrarrojos del sol.
Por eso es mucho más agobiante estar al sol sobre materiales donde los
infrarrojos se reflejan a tope, como el asfalto y el cemento. O sea, en la
ciudad. También en los pueblos, pero menos. Hemos forrado el planeta de asfalto
y de cemento hasta dejar irreconocibles muchos de los accidentes geográficos
que en su día permitían bautizar a una ciudad como la de las cinco o las siete
colinas (¿Cuántos altozanos tiene Albacete?). De hecho, gana fuerza (en otros
lugares más civilizados) el movimiento urbanístico que consiste en prohibir el
asfalto e irlo cambiando por otra materia más porosa, menos reflectante de
infrarrojos. Conviene que nuestros munícipes lo sepan. También que si arrancan
árboles de un cierto espesor (como en la calle Hermanos Giménez) para plantar arbustitos,
nos están quitando a los vecinos la sombra y el sosiego. Me entero también que
la temperatura ideal para pensar son 22 grados. A partir de 29ºC el cerebro pierde
un 14% de efectividad, por ejemplo para hacer exámenes. O para decidir qué hacer con el asfalto y con los árboles.
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