domingo, 29 de diciembre de 2024

Al volver la vista atrás

 


Al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Lo escribió Antonio Machado y se lo saben de memoria hasta los que no han leído a Antonio Machado. Eso lo convierte en una verdad compartida. Una de las pocas indiscutibles en este mundo polarizado en dos creencias sobre las que gobierna el algoritmo de las redes sociales. Al final, nos parecemos más de lo que pensamos y todos (los unos y los otros) echaremos la vista atrás, antes o después de las campanadas, a punto de pisar el umbral del año nuevo. Lo cruzaremos sin detenernos, porque esto no para. Cuando cerremos los ojos para engullir las uvas contra la impaciencia de las campanadas, miraremos lo que hay y lo compararemos con lo que había. Faltará alguien. Siempre falta alguien. Y ese hueco (siquiera por unos instantes) duele tanto que su dolor lo ocupa todo con la fuerza gravitatoria, irresistible, de un agujero negro. Después cada cual se sobrepone como puede. Bien sea abrazándose a las personas que aquí siguen, que aquí seguimos. O destrozando la lámpara con el corcho del vino espumoso. Hay quien prefiere contener los pensamientos oscuros con un dique de jolgorio y dispersión. Yo prefiero una lectura o una buena película. Nadie es perfecto. De hecho, en la soledad (más intensa si cabe) que viene tras el bochinche, yo me refugio en la atmósfera con que me envolvieron algunos de los libros que he leído este año. La mayoría no son de la cosecha del 24, porque tengo la suerte de no leer obligado por las novedades. Elijo tres (aunque podrían ser diez o cincuenta, pero no caben): Léxico familiar de Natalia Ginzburg, La taberna de Siles de Lorenzo G. Acebedo y Todos pájaros de Wajdi Mouawad. Si alguna vez vuelvo a leerlos, ya no seré el mismo. Habrán cambiado la luz, la hora del día, mi estado de ánimo, las circunstancias y puede que incluso todas las células de mi cuerpo. Tampoco mi obra teatral La priora ni mis poemas de la exposición Unwelt (con Juanjo Jiménez) son ya míos. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos, dejó escrito Neruda. Otra verdad compartida.


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Estos artículos se han publicado los domingos en la página 2 del diario La Tribuna de Albacete