Hasta 1848, la ciudad de Chinchilla se cerraba de noche. Con el tiempo los vecinos habían urdido mañas para entrar y salir. Por ejemplo, una tronera bajo las cuevas situadas al noroeste, el “agujero”. Después vino el desuso. En los años 70 del siglo XX, la muralla estaba troceada y las cuevas ya no se consideraban viviendas dignas. El barrio era invisible. Entonces llegó Carmina Useros, se enamoró de aquel rincón y le propuso a su hija Pilar que estableciera su estudio de pintora en una de las cuevas. Ni cortas ni perezosas, pusieron manos a la obra. Pilar cuenta que estaba pintando una silla cuando llegó un señor y le dijo que aquella cueva era suya. Supieron entonces que, aunque parecieran abandonadas, las cuevas tenían propietarios. Al padre de Pilar, el oftalmólogo Manuel Belmonte, no le quedó otra que negociar el precio de aquellos pocos metros excavados en la roca. A la familia se le ocurrió recurrir a artistas e intelectuales albaceteños de la época para revitalizar el barrio. Los ilusionaron, a la vez que buscaban en el registro a los propietarios de las cuevas para ponerlos en contacto. Pronto se adecentaron las 13 que estaban en desuso. Como las chimeneas revocaban el humo hacia la cal y la ennegrecían, las fueron elevando hasta darles la llamativa forma de conos. En 1972, los nuevos cueveros se constituyeron en sociedad. Han pasado más de 50 años. De los entonces firmantes queda solo la escultora Jose Rubio. Pero muchos descendientes siguen vinculados y muchos chinchillanos han contribuido a dar forma al barrio y a cuidarlo. Todo esto y más cosas nos explicó la mujer que entonces pintaba una silla y que luego peleó durante décadas para que el barrio tuviera agua corriente y no se cometieran excesivas atrocidades en su acondicionamiento. Hoy es uno de los enclaves más emblemáticos de Chinchilla. Entre las fotos con que ilustraba su discurso, Pilar Belmonte deslizó algunas que mostraban los cielos y las vastas llanuras que se avistan al fondo. Quien ha estado lo sabe: en ese lugar mágico, el protagonista silencioso es el paisaje.
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