Estos artículos se han publicado los domingos en la página 2 del diario La Tribuna de Albacete
domingo, 26 de enero de 2025
Francisco Fuster
Francisco Fuster murió el verano pasado en Murcia, desvinculado de los proyectos que había promovido en Albacete. Nadie diseña su vida, porque la vida tiene sus propios planes, pero seguro que el treintañero Fuster, en los casi veinte años que estuvo bregando en la casa de la cultura de entonces, estaba convencido de que terminaría en Albacete de archivero. Al fin y al cabo, aquí estaba todo por hacer y él había puesto manos a la obra con un entusiasmo invencible. El archivo histórico provincial se creó en 1938 pero se configuró en 1962. Cinco años después llegó Fuster. Estaba entonces unificado con la biblioteca pública, bajo una sola dirección. Pero la biblioteca centraba toda la atención, de modo que Fuster tuvo las manos libres. También asumió los de Hacienda y Justicia, que aún no se habían independizado, y el del ayuntamiento de Albacete, que Fuster atendía por las tardes y en sus horas libres. Una de las funciones de un archivo es facilitar la consulta, así que, en los sótanos de aquella casa aneja a la Diputación en la calle Isaac Peral, Fuster habilitó un cuchitril al que llamó “sala de investigadores”. Además había que difundir lo que se iba descubriendo, y con este fin promovió la revista Al-Basit (1975). Aportó el diseño, la dirección y hasta asumió la propiedad de la revista para sortear obstáculos burocráticos. De los 85 municipios albacetenses a los que solicitaron colaboración, solo 7 contestaron, y únicamente 3 para decir que sí. De sus bolsillos ponían lo que faltaba. Así fue todo: una lucha. Con victorias, como la creación del Instituto de Estudios Albacetenses (1977), la colección Clásicos Albacetenses y el Centro Documental de las Brigadas (1991). También con frustrantes reveses. El principal, que no pudo quedarse de archivero en Albacete y tuvo que partir. Acabó en Murcia. Quiero pensar que los proyectos allí emprendidos y el magisterio en la Universidad le compensaron. Elvira Valero y Aurelio Pretel le han dedicado sendos artículos. El resto de Albacete calla, como su aldea natal, Casas del Río, sumergida en las aguas del pantano del Cenajo.
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