Dice el geólogo Jerónimo López que en dos días han subido tres veces más personas al Everest que en 35 años. Lo dice con una mezcla de asombro y alarma. Fue el primer español en asomarse desde la cumbre de un ochomil. Entonces era una hazaña, ahora es una atracción de feria. Hay que hablar de esto con respeto porque la industria turística es la que ha hecho ascender a España, como un cohete, a lo más alto de las economías europeas. Lástima que venga a ocurrir ahora que Europa no pinta nada: demasiadas lenguas e intereses revueltos como para trazar un destino común frente a chinos, rusos y yanquis, a los que sus líderes dirigen con el mazo. De modo que mientras hay multitudes que huyen hacia el primer mundo para salvar sus vidas, los ciudadanos del primer mundo huyen de sus vidas buscando experiencias en el límite. Como ya rebosan playas y museos, se suben a los ochomiles, bajan a las profundidades oceánicas y quieren visitar Marte. Para no ser menos, yo me he subido a la Estación Espacial Internacional. Lo he tenido que hacer leyendo un libro porque sufro vértigo de alturas. El libro me ha acercado tanto a la experiencia que, cada vez que lo abro, echo mano de las pastillas para el mareo. Se titula Orbital. Su autora, la británica Samantha Harvey, describe 24 horas en esa nave que da 16 vueltas diarias al planeta entre toneladas de basura espacial. Su prosa es tan etérea que uno se siente flotar con los seis astronautas (cuatro hombres y dos mujeres) de diversas nacionalidades. Comparten recovecos en las ingravideces y también comparten retretes, contraviniendo las órdenes rusa y yanqui de que cada paisano use los suyos. Entre órbita y órbita, me desmarco para disfrutar el privilegio de mi retrete terrestre. También me tomo algún respiro para correr por la sierra y toparme con un jabalí y para deleitarme con ese gran letrero que anuncia el castillo de Chinchilla con la imagen del castillo de Almansa. Disfruto en fin de experiencias que, siendo tan singulares como la cima del Everest, aún no han sido malbaratadas por el turismo.
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