Atrapado en el tiempo

El miércoles pasado, cuando volvía de correr, me encontré cuatro parejas de miércoles en la acera de Fina Ortega.

Los miércoles son unas figuras de tamaño natural, toscas y simpáticas, que esperan sentadas frente a una mesa y ofrecen al que pasa un trago y un aperitivo. Además, conversan por medio de unos cartelitos que les cuelgan del pecho. Según la tradición, Chinchilla despide con ellos el Carnaval y saluda resignada a la Cuaresma. A mí me sorprendió encontrarlos esa mañana, porque el ayuntamiento los ha aplazado al miércoles que viene para eludir las inclemencias meteorológicas. Fue Fina, con su Antigua Tradición, la rescatadora de esta costumbre cuando estaba a punto de olvidarse. La misma Fina que salió de su casa y me pilló embelesado contemplando sus miércoles. Me ofreció bizcocho y me dijo que ella los sacaba como siempre se había hecho, el miércoles de Ceniza. La verdad es que no recuerdo ningún año en que los miércoles se hayan librado de arrostrar viento y lluvia, como si los convocaran ellos. Alguna vez incluso han echado a volar, brindándonos el espectáculo añadido de ver a sus artífices persiguiéndolos por la plaza. Me fui pensando en eso, mientras volvía a mi casa, tras haber hablado con Fina. Hay costumbres que no tienen sentido si las sacas de su fecha. Anoche mismo sonaron las bozainas. Eso quiere decir que los miércoles de este año asomarán en Cuaresma, y eso los desnaturaliza. Los miércoles y las bozainas, en su orden debido, nos ayudan a saber en qué fechas del año andamos, ahora que el oraje se ha vuelto loco: llevamos ya dos años sin una ola de frío, y las heladas y las nieves se alejan en la memoria. Le hemos dado la vuelta al dicho manchego de «nueve meses de invierno y tres de infierno» para convertirlo en «nueve meses de infierno y tres de invierno». Igual que los yanquis se asoman el dos de febrero a ver qué hace la marmota, nosotros los chinchillanos necesitamos que los miércoles asomen con la Ceniza para no quedarnos atrapados en el tiempo y que nos lleve volando como una hoja más arrancada al calendario.