Mañana lunes tendremos en Albacete a Mircea Cartarescu, gracias a la Diputación y a las gestiones de la asociación Oh Poetry.
Conversaré con él ante el público en el auditorio de
la Diputación a las 17:30. Con nosotros estará Almudena Sánchez, la mitad de Oh
Poetry. Ofreceremos el acto a los clubes de lectura de la provincia, aunque
creo que en la sala caben todos los que quieran estar, incluso los que militan
en clubes de lectura de un solo lector, como yo mismo. La Diputación ha
financiado y promovido este encuentro como un homenaje más que merecido a estos
círculos que han reinventado y vivificado el placer de leer. No será el único
acto en que interviene Cartarescu. Los Oh Poetry le entregarán un premio de
honor más tarde en la sala de Unicaja de la calle san José de Calasanz. Podremos
disfrutar así de varias facetas de este escritor rumano que no deja a nadie
indiferente y que cada año suena como candidato al Nobel. Cartarescu nació en
Bucarest el 1 de junio de 1956 y se considera a sí mismo sobre todo poeta. Sin
embargo, su último libro de poesía convencional lo publicó antes de cumplir
treinta años. Asegura que, a partir de entonces, ha ido disolviendo la poesía en
la prosa de sus libros. De hecho, solo reconoce como novela el último de ellos,
Theodoros, que salió en España en 2024, como siempre, en Impedimenta. No
considera que los anteriores sean novelas a pesar de que algunos, como Nostalgia,
y sobre todo Solenoide, son libros montañosos en los que su propia
biografía se mezcla con sueños, opiniones y todo lo que arrastra el río
imparable de la vida. Cartarescu escribe cada día, pero no lleva cada día al
papel lo que escribe. Está componiendo siempre en su cabeza y, solo cuando
tiene muy encarrilado lo que va a decir, empieza a transcribir lo que ha ido
discurriendo por dentro, a veces durante un año entero, como cuando estuvo
becado en Berlín. Su obra inabarcable está llena de páginas hermosas. Entre otras,
a mí me estremece su relato El ojo castaño de nuestro amor, que no sé en
qué medida es biografía y en qué medida sueño. Se lo preguntaré mañana.
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